Alberto Gómez

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jueves, 25 de noviembre de 2010

De cabeza al sexo

Echando un vistazo a algunos blogs, descubrí hace unos días el de la psicoterapeuta y terapeuta sexual Eva Aguilar, Construyo mi realidad, el cuál me hizo reflexionar gracias a su entradas acerca de la visión que tenemos del sexo.
Tal y como afirma Eva Aguilar, "el mayor órgano sexual que existe es el cerebro". Y es que mucho antes de que nuestra maquinaria sexual se encienda, nuestro cerebro ya ha comenzado a preparar el camino, despertando y alimentando el deseo sexual.

Gracias a nuestro cerebro, imaginamos, fantaseamos, y nos dejemos seducir por la miles de ideas que pasan por nuestra cabeza, verbalizando nuestros deseos, y si tenemos la posibilidad, poniéndolos en práctica.

La fantasia y la imaginación son a menudo, los mejores afrodisíacos que podemos tener, y por eso debemos reservar un hueco en nuestra mente a la sexualidad. Si no le dedicamos tiempo y espacio, difílmente podremos despertarlo. 
"El deseo y la sexualidad están relacionados con el hemisferio derecho; el de las emociones, las imágenes, los sentimiento. En cambio, en nuestra vida en general, nos movemos más en el hemisferio izquierdo, que es el del habla, la planificación... Para poder pasar a un estado de deseo sexual satisfactorio es necesario un tiempo. Como cruzar un puente desde un lado del río hasta el otro, cada perosna necesita un tiempo para poder cruzarlo. Y la imaginación puede facilitar ese trayecto", señala Eva Aguilar en su otro blog, Centro de terapia cognitiva.

Pero también, es importante darnos cuenta que la planificación puede y debe vincularse con la sexualidad, ya que "se puede disfrutar de una sexualidad planificada. Para ello es necesario planificar un momento de intimidad para poder tener el espacio que el sexo requiere. A veces el deseo se consigue creando el momento y el espacio".

Por lo que amigos lectores, la sexualidad es un aspecto que debemos cuidar, es un apéndice más de nuestras vidas que como cualquier otro, necesita de nuestra dedicación.
Y es que "todos tenemos una inmensa sed de piel", asi lo afirma el especialista en Medicina familiar y doctor en sexología, Lucas Matheu en su último libro Sed de piel. En él nos cuenta que todos los seres humanos necesitamos del contacto físico con el otro y cómo la represión de la sexualidad se traduce normalmente en mayor agresividad.

Así que sexo sin presiones, con naturalidad y con ganas de pasarlo bien y de redescubrirnos a nosotros mismos, en el que cada momento puede convertirse en un torbellino de sensaciones.

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