Si tuvieramos que hacer una clasificación de las dos macrotendencias que rigen nuestras vidas, podríamos, grosso modo, resumirlas en dos: las slow y las fast.
Sí amigos lectores, en esta vida las cosas van muy lentas o demasiado rápidas.
Lo rápido tiende a ser cada vez más veloz. Las aplicaciones informáticas, la comida rápida, todo a tiempo real...
Aunque en el otro extremo, la filosofía de lo lento, por muy raro que parezca, sigue triunfando y gana cada día más adeptos.
Por lo tanto, lo lento, será cada día más lento: se revaloriza el mundo de la artesanía, los trabajos manuales, la calidad de vida, la parsimonia de la vida sin extres, las recetas elaboradas...
Esta filosofía de lo slow, es precisamente la que rige las directrices de la empresa IMS Consulting, dedicada al turismo y que ha lanzado un proyecto denominado Slow Travelling.
Es un tipo de turismo destinado a viajeros que reniegan de las visitas de menos de un día, de los que no se conforman con ver El Coliseo, la Torre Eiffel o el Big Ben en media hora. Son viajeros con un espíritu slow, para los que ha diseñado una lista de hoteles agrupados en cuatro categorías:
- Joyas urbanas
- Retiros espirituales
- Templos gourmet
- Aventuras de lujo
Esta nueva concepción de hoteles pretende desbancar a la clásica idea de hoteles con encanto. Pretende que con estas denominaciones, el turista sea un viajero que pretenda deleitarse y contemplar la arquitectura de hoteles que a todos nos harían soñar, haciendo que se nos planteen nuevos criterios a la hora de planificar nuestras escapadas.
Sin duda, una nueva idea para todos aquellos que detesten la vida del reloj, en la que la inmesa mayoría vivimos atados.
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